
No comer carne roja más de una vez al día, alternar con pollo o pavo. Es preferible comer más pescado. Evitar en lo posible embutidos y carnes preparadas. De huevos lo más aconsejable son de 2 a 3 semanales.
Disminuir el consumo de productos lácteos, sobre todo los grasos como la nata, mantequillas, cremas, helados . El yogurt, el requesón y la leche descremada son los mejores.
Las legumbres también han de formar parte de nuestra dieta. Dos raciones a la semana y a ser posible de variedades distintas como garbanzos, judías o lentejas.
Reducir el consumo de productos de bollería- sobre todo la industrial- y pastelería.
Como postre o entre horas es mejor la fruta fresca a los dulces.
La cocción de los alimentos debe ser preferiblemente a la brasa, hervidos o al horno.

Y también hay que hacer ejercicio.